El Urbanismo moderno tiene su origen en el siglo XIX. En este siglo aparece una nueva ciudad, densa de población, de máquinas, de humos y de problemas sanitarios. Es necesaria una nueva respuesta en el ordenamiento del espacio urbano ya que las antiguas soluciones no sirven.
En el panorama arquitectónico conviven el eclecticismo y la arquitectura llamada de ingenieros, que responde a las nuevas necesidades de la sociedad industrial y en pugna con la arquitectura de arquitectos preocupada por la tradición. Sólo al final del siglo se superará esta dialéctica con el surgimiento en América con la Escuela de Chicago y con el surgimiento en Europa del Modernismo, que se convertirá en un tipo de arquitectura alternativa al eclecticismo y a los anacrónicos revivals. Pero eso es otro punto a tratar. Nos centramos ahora en los el tema del urbanismo, en el eclecticismo (historicismo) y en la arquitectura del hierro:
El URBANISMO
París fue la ciudad europea en la que se acometieron las reformas más complejas y homogéneas de la segunda mitad del siglo XIX. Se convirtió en paradigma y su ejemplo se imitó no sólo en otras ciudades de Francia, sino en otras capitales europeas, entre ellas Viena y Roma. En París podemos destacar la reforma llevada a cabo por el barón Haussmann durante el Segundo Imperio, con Napoleón III (1851-1870) en el poder. Su plan se basaba en amplias y rectas avenidas con bulevares que sustituían el antiguo entramado de calles angostas, descubriendo una concepción de la ciudad en la que prima el trazado sobre lo arquitectónico. Desde el punto de vista formal, el dominio de la línea recta en el trazado recuerda a las perspectivas escenográficas de la Roma del siglo XVI y del Barroco. Las nuevas viviendas burguesas eran edificios señoriales de tipología unificada que dieron una imagen homogénea a la ciudad.
En España se construyeron numerosos ensanches burgueses en el XIX, como los de San Sebastián o Valencia, pero los mayores problemas y, por tanto, las mayores intervenciones, se dieron en Barcelona y Madrid. Podemos citar en ensanche de Barcelona, de Ildefonso Cerdá. En Madrid, también es destacable la Ciudad Lineal de Arturo Soria, que aportaba una alternativa a la ciudad-núcleo con una propuesta de Ciudad Corredor.

ECLECTICISMO E HISTORICISMO
Mientras la ciudad configura su trazado, la arquitectura sigue mirando al pasado. El historicismo romántico deriva en un eclecticismo funcional, que supone la aplicación de una forma arquitectónica concreta a un tipo de edificio, según su función o simbolismo. Puede incluso mezclar estilos sin aparentes problemas de coherencia estilística. También se van a aprovechar los hallazgos tecnológicos de la sociedad industrial y de la arquitectura del hierro. En la ciudad conviven arquitecturas distintas y es a esta pluralidad a la que se le conoce como eclecticismo.
Una peculiaridad del eclecticismo es la posibilidad de elegir aquella opción del pasado que a gusto del arquitecto mejor se adaptase a la función y al simbolismo que pretendía conseguir.
Ejemplos de eclecticismo funcional y simbólico
- El neoclasicismo, asociado a la idea de solidez y permanencia, para edificios oficiales y bancarios.
- El neogótico, y el neorrománico que sugería espiritualidad, se empleó para los religiosos.
- El islámico, relacionado con el goce de los sentidos, para los edificios destinados al ocio.
- El neobarroco para los teatros.
- El neomudéjar en las plazas de toros...
Hasta finales del siglo XIX esta arquitectura historicista, ecléctica, arquitectura llamada de "arquitectos" y a la que le preocupa ante todo la forma y la tradición convive con la arquitectura de " ingenieros", la que responde a las necesidades de la revolución industrial y a la que le interesa ante todo la función.
Podemos poner algunos ejemplos:
Ópera de París
Charles Garnier
Neobarroco
El Palacio de la Ópera forma parte de la gran reconstrucción parisiense del Segundo Imperio Francés, promovida por el Emperador Napoleón III, quien escogió al Barón Haussmann para supervisar las obras.
Utiliza una estructura de acero y hormigón armado, pero la recubre de ornamento barroco por considerar la estética de la estructura indigna.
Es también cuna de mitos y obras literarias, siendo la más famosa el Fantasma de la Ópera
El Puente de Brooklyn
Neogótico
Diseñado por el ingeniero John August Roebling, Fue construido entre 1870 y 1883.
En el momento de su inauguración era el puente colgante más grande del mundo. También fue el primero suspendido mediante cables de acero. Desde entonces, se ha convertido en uno de los símbolos más reconocibles de Nueva York.
Biblioteca de Santa Genoveva
De Henri Labrouste, en París.
Este arquitecto se declaró a sí mismo "arquitecto del hierro". Labrouste construye con hierro y cristal y recubre con un exterior neorrenacentista
EL DESARROLLO DE LA ARQUITECTURA DEL HIERRO
Como es evidente, el eclecticismo arquitectónico convive en el siglo XIX con la arquitectura del hierro y de los nuevos materiales de la Revolución Industrial. Esta arquitectura llamada también de ingenieros es ante todo funcional y busca satisfacer las necesidades que aparecen con la Revolución Industrial.
La arquitectura de ingenieros
Ha de construir
· grandes y diáfanos espacios
· fábricas
· estaciones de ferrocarril
· mercados
· puentes
· pabellones para las exposiciones universales
Emplea como materiales "vistos" y no sólo en estructura o interiores
· hierro colado
· vidrio
· acero
· cemento
· hormigón armado
Permite construir con rapidez y de manera más económica. Las piezas prefabricadas que se montan "in situ" permiten gran rapidez de montaje, ahorran dinero e incluso pueden ser reutilizados.
Como ejemplos más significativos de esta arquitectura hemos de destacar El Palacio de Cristal y la Torre Eiffel. Los espacios más propicios para la nueva experimentación fueron las Exposiciones Universales, en las que se levantaron pabellones y construcciones que mostraban los mayores avances del momento.

El Palacio de Cristal, de Joseph Paxton. Se levantó para la Exposición Universal de Londres en 1851. Su gran logro fue construir un edificio de dimensiones gigantescas realizado a base de piezas prefabricadas de pequeñas dimensiones.

La Torre Eiffel, obra de Gustave Eiffel, fue probablemente la obra en hierro más emblemática. Desprovista de una función práctica clara, fue muy criticada en su época, aunque acabó por ser admitida como un símbolo inexcusable del paisaje urbano de París. Realizada totalmente en hierro, proyecta sus trescientos metros de altura como un monumento a la técnica.
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