domingo, 18 de mayo de 2025

A.11. Análisis de la expresión de sentimientos en el Éxtasis de Santa Teresa, de Bernini

 


El Éxtasis de Santa Teresa de Bernini es en una obra maestra del barroco que captura un momento de profunda intensidad espiritual y física. Bernini logra transmitir una compleja gama de emociones a través de la escultura, invitando al espectador a una experiencia sensorial y emocional.

Analicemos a continuación los principales sentimientos expresados en la obra:

1. Éxtasis y arrobamiento divino:

  • Santa Teresa: La característica más evidente es el éxtasis místico. Su rostro está parcialmente ladeado, con los ojos entrecerrados y la boca ligeramente entreabierta. Esta postura sugiere una pérdida de conciencia del mundo terrenal, una entrega total a la experiencia divina. No hay signos de dolor o sufrimiento, sino más bien de placer espiritual, un arrobamiento que la trasciende. Su cuerpo parece flotar, desmaterializado por la fuerza de la visión.

  • El Ángel: El ángel también participa de esta atmósfera sobrenatural. Con rostro sereno y sonriente, actuando como un mediador divino en este encuentro íntimo.

2. Placer sensorial y físico:

  • Santa Teresa: La descripción de Santa Teresa en sus escritos (adjunto un fragmento de los mismos al final de esta entrada) habla de un dolor dulce, una herida que causa un placer inefable. Bernini traduce esto a través de la posición relajada de su cuerpo, a pesar de la intensidad del momento. Su vestimenta, con sus pliegues profundos y ondulantes, sugiere un cuerpo que se abandona a una fuerza externa. La ligereza de sus miembros y la forma en que su túnica parece flotar contribuyen a esta sensación de ingravidez y placer trascendental.

  • La Flecha: La flecha que el ángel sostiene, aunque símbolo de la penetración divina y el "dolor" místico, no se representa de forma brutal. Bernini parece haber elegido el instante en el que el ángel saca la flecha del pecho, provocando en la santa sentimientos entre el dolor y el placer.

 

Elementos Artísticos que Refuerzan la Expresión de Sentimientos:

  • Rostro y Expresión Facial: Como se mencionó antes, los detalles de los rostros son cruciales para transmitir el éxtasis de Santa Teresa y la beatitud del ángel.

  • Lenguaje Corporal: La postura de los cuerpos, los gestos de las manos y la forma en que la ropa se adhiere o se separa de ellos contribuyen significativamente a la expresión emocional.
  • Texturas: El contraste entre la tersa piel del ángel y los pliegues agitados del hábito de Santa Teresa añade dinamismo y enfatiza la naturaleza sobrenatural del evento.
  • Luz y Sombra: La luz dorada que parece emanar desde arriba y las sombras profundas creadas por los pliegues de la escultura intensifican la sensación de teatralidad y misterio, envolviendo la escena en una atmósfera divina.
  • El Entorno: El marco arquitectónico del altar de la capilla Cornaro, con sus columnas, mármoles de colores y los relieves de los espectadores en los palcos, crea un escenario teatral que realza la intensidad emocional de la escena principal.

En resumen, Bernini logra una síntesis magistral de lo espiritual y lo sensual en el Éxtasis de Santa Teresa. La obra no solo representa un evento religioso, sino que también explora la profundidad de la experiencia humana ante lo divino, transmitiendo sentimientos de éxtasis, placer, vulnerabilidad y serenidad de una manera visceral y conmovedora. Es una invitación a contemplar la compleja relación entre el cuerpo y el espíritu en el encuentro místico.

 


"Vi a un ángel junto a mí hacia el lado izquierdo en forma corporal… No era grande, sino pequeño, muy hermoso, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles más elevados, que parece todos se abrasan. Deben ser lo que llaman querubines… Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces, y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. El dolor era tan fuerte que me hacía lanzar gemidos, mas esta pena excesiva estaba tan sobrepasada por la dulzura que no deseaba que terminara. El alma no se contenta ahora con nada menos que con Dios. El dolor no es corporal sino espiritual, aunque el cuerpo tiene su parte en él. Es un intercambio amoroso tan dulce el que ahora tiene lugar entre el alma y Dios, que le pido a Dios en su bondad que haga experimentarlo a cualquiera que pueda pensar que miento". XXIX, 13 de Libro de la Vida de Santa Teresa de Jesús (es su autobiografía fechada entre los años 1562-65)


 

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