domingo, 18 de mayo de 2025

C.1-2. La necesidad de representarnos: el cuerpo humano, el retrato, el modelo ideal y el modelo subjetivo. Doríforo (Policleto) y Las Señoritas de Avinyó, de Picasso

 

El Doríforo personifica el modelo ideal de la antigüedad clásica. Busca la perfección a través de proporciones matemáticas y una armonía física que se consideraba la cúspide de la belleza y la virtud. Es una representación serena, equilibrada y universalizada del cuerpo masculino. La necesidad de representarse aquí se vincula a la aspiración a un canon de belleza, a la búsqueda de la forma perfecta como reflejo de un orden cósmico y de la excelencia humana.

En marcado contraste, Las Señoritas de Avinyó, pintado en 1907, representa una ruptura sísmica con las tradiciones representativas occidentales y, en particular, con la noción del modelo ideal. Picasso fragmenta y distorsiona los cuerpos femeninos, influenciado por las esculturas ibéricas y las máscaras africanas. La perspectiva es múltiple, los rostros son angulosos y las formas geométricas dominan la composición.

Aquí, la necesidad de representarse ya no se centra en la búsqueda de una belleza idealizada o una representación mimética de la realidad. En cambio, Picasso explora una representación subjetiva y emocionalmente cargada. La obra refleja una nueva forma de ver el mundo, influenciada por los cambios sociales, científicos y culturales de principios del siglo XX. La necesidad de representarse se convierte en una exploración de nuevas formas de percepción, de la complejidad de la experiencia humana y de la liberación de las convenciones estéticas tradicionales.

La yuxtaposición de estas dos obras maestras subraya varios puntos clave:

  • La evolución del canon de belleza: Lo que se considera "bello" o digno de representación cambia drásticamente a lo largo del tiempo y entre culturas. El ideal clásico del Doríforo cede paso a una exploración más visceral y subjetiva en la modernidad.
  • El cambio en el propósito de la representación: Mientras que el Doríforo buscaba encarnar un ideal universal, Las Señoritas de Avinyó se adentra en la experimentación formal y la expresión individual del artista. La necesidad de representar se desplaza de la mímesis a la interpretación y la innovación.
  • La influencia de otras culturas: La obra de Picasso revela una apertura a las formas artísticas no occidentales, lo que enriquece y desafía las concepciones tradicionales de la representación del cuerpo humano.
  • La subjetividad del artista: Las Señoritas de Avinyó es una declaración audaz de la visión personal del artista, marcando un punto de inflexión hacia un arte más centrado en la experiencia y la perspectiva individual.

En resumen, mientras que el Doríforo nos habla de una necesidad de representarnos a través de la lente de la perfección idealizada y la armonía, Las Señoritas de Avinyó nos confronta con una necesidad de representarnos que abraza la fragmentación, la subjetividad y la ruptura con las convenciones. Ambas obras, en su contexto, son poderosas manifestaciones de la perenne necesidad humana de dar forma y significado a nuestra propia imagen.

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