domingo, 18 de mayo de 2025

C.2. La necesidad de representarnos: el cuerpo humano, el retrato, el modelo ideal y el modelo subjetivo. Las Señoritas de Avinyó, de Picasso


Esta obra seminal del cubismo es un punto de inflexión que desafía radicalmente las concepciones tradicionales de la representación. Analicemos esta obra desde los presupuestos indicados en el epígrafe: El cuerpo humano, el retrato, el modelo ideal y el modelo subjetivo:

El Cuerpo Humano: En Las Señoritas de Avinyó, el cuerpo femenino ya no se presenta como una forma unificada y armoniosa, como podríamos ver en un modelo ideal clásico. Picasso fragmenta los cuerpos en formas geométricas angulosas, inspirándose en las esculturas ibéricas y las máscaras africanas. Los pechos se convierten en picos, los rostros se descomponen en planos superpuestos y las perspectivas se multiplican en un mismo lienzo. Esta representación del cuerpo humano ya no busca la mímesis o la idealización, sino una reconstrucción conceptual que explora múltiples puntos de vista simultáneamente. La necesidad de representar el cuerpo aquí se desvincula de la mera apariencia visual para adentrarse en una exploración más intelectual y perceptiva.

El Retrato: Si bien la obra representa figuras femeninas, la noción tradicional de "retrato" se ve subvertida. No se busca capturar la semejanza individual o la psicología de las modelos de una manera convencional. Los rostros, especialmente los de la derecha, se asemejan a máscaras primitivas, despersonalizando a las figuras y enfatizando una fuerza arcaica y misteriosa. La necesidad de "retratar" aquí parece trascender la individualidad para explorar arquetipos o fuerzas primordiales. Se podría argumentar que Picasso no está retratando individuos, sino más bien diferentes formas de representar y percibir la figura femenina.

El Modelo Ideal: Las Señoritas de Avinyó representa una ruptura violenta con el modelo ideal de belleza femenina que había dominado la tradición occidental durante siglos. Las formas angulosas, la falta de perspectiva lineal y la crudeza de la representación se alejan deliberadamente de la suavidad, la proporción y la armonía clásicas. Picasso parece rechazar la idea de un único estándar de belleza, abriendo la puerta a una multiplicidad de formas de representar el cuerpo. La necesidad de representarnos ya no está ligada a la búsqueda de un ideal preestablecido, sino a la exploración de nuevas posibilidades estéticas y a la liberación de las convenciones.

El Modelo Subjetivo: Esta obra es, en esencia, una poderosa manifestación del modelo subjetivo. Picasso no está tratando de representar una realidad objetiva, sino su propia visión, su propia manera de "ver" y deconstruir la forma humana y el espacio. La influencia de sus propias experiencias, sus intereses artísticos y las vanguardias de la época son evidentes en cada pincelada. La necesidad de representarse se convierte en una necesidad de expresar una visión personal, de desafiar las normas establecidas y de abrir nuevos caminos para la expresión artística.

En resumen, Las Señoritas de Avinyó utiliza la representación del cuerpo humano y lo que podríamos entender vagamente como "retrato" para deconstruir y desafiar el concepto de modelo ideal. En su lugar, emerge un modelo profundamente subjetivo, donde la necesidad de representar se vincula a la exploración formal, la expresión personal y la ruptura con las tradiciones. La obra nos obliga a reconsiderar qué significa representar y cuáles son los límites de la representación artística.

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