domingo, 18 de mayo de 2025

BLOQUES A Y C

 PARA PREPARAR LA PRIMERA PREGUNTA PRÁCTICA DEL EXAMEN

Bloque A: Aproximación y funciones de la Historia del Arte.

1.    Términos artísticos y elementos de análisis técnicos, formales y estilísticos que pueden analizarse en la obra de arte. Contextualización y relevancia de la misma.

2.    Análisis técnico, formal y estilístico de las siguientes obras en su contexto: el Partenón; Panteón de los Reyes de San Isidoro de León; Apolo y Dafne; Las señoritas de Avignon, de Picasso.

3.    Funciones del arte a lo largo de la Historia: como instrumento mágico-ritual, de dominación, propagandístico, didáctico, religioso.

4.    Análisis de la función de las siguientes obras de arte: Venus de Willendorf; relieve de la Columna de Trajano; Pórtico del Sarmental; El Escorial

5.    Concepto de Mecenazgo, coleccionismo, crítica sociocultural, expresión de sentimientos y ejemplo de avances tecnológicos.

6.    Análisis del mecenazgo y coleccionismo en el Palacio Medici-Ricardi;

7.    Análisis de la crítica sociocultural en la Familia de Carlos IV, de Goya

8. Análisis de la expresión de sentimientos en el Éxtasis de Santa Teresa, de Bernini

9. Análisis de la expresión de los avances tecnológicos en la Torre Eiffel

Bloque C: Dimensión individual y social del arte

1. La necesidad de representarnos: el cuerpo humano, el retrato, el modelo ideal y el modelo subjetivo

2. Obras: Doríforo (Policleto); Las Señoritas de Avinyó, de Picasso

3. Los talleres escultóricos del Barroco

4. La figura femenina como tema en el arte: Venus prehistóricas, virgen románica, las Venus de Rubens y Marilyn Monroe de Andy Warhol

5. La mujer como artista en la pintura de vanguardia de los siglos XIX y XX


LISTADO DE OBRAS A PREPARAR:

(Pincha encima de cada obra para acceder a su análisis)

Bloque A: Aproximación y funciones de la Historia del Arte.

Análisis técnico, formal y estilístico de las siguientes obras en su contexto: 

A.1. El Partenón

A.2. Panteónde los Reyes de San Isidoro de León

A.3. Apolo yDafne

A.4. Las señoritas de Avignon

 

Análisis de la función de las siguientes obras de arte: 

A.5. Venus deWillendorf

A.6. Relieve de la Columna de Trajano

A.7. Pórticodel Sarmental

A.8. El Escorial

A.9.  Análisis del mecenazgo y coleccionismo en el Palacio Medici-Ricardi

A.10.  Análisis de la crítica sociocultural en la Familia de Carlos IV, de Goya

A.11.  Análisis de la expresión de sentimientos en el Éxtasis de Santa Teresa, de Bernini

A.12Análisis de la expresión de los avances tecnológicos en la Torre Eiffel

Bloque C: Dimensión individual y social del arte

C.1, C.2. y C.1-2. La necesidad de representarnos: el cuerpo humano, el retrato, el modelo ideal y el modelo subjetivo. Obras: Doríforo (Policleto); Las Señoritas de Avinyó, de Picasso

C.3. La figura femenina como tema en el arte: Venus prehistóricas, virgen románicalas Venus de Rubens Marilyn Monroe de Andy Warhol.

C.3. La figura femenina como tema en el arte: Venus prehistóricas, virgen románica, las Venus de Rubens y Marilyn Monroe de Andy Warhol.

 La representación de la figura femenina ha sido un hilo conductor constante a lo largo de la historia del arte, actuando como un espejo que refleja las cambiantes concepciones de la belleza, la espiritualidad, el poder y la identidad en cada época. Desde las enigmáticas Venus prehistóricas hasta la icónica Marilyn Monroe de Andy Warhol, el tratamiento artístico de la mujer revela una fascinante evolución de los ideales estéticos y los roles sociales.

En el Paleolítico Superior, las denominadas Venus prehistóricas, como la de Willendorf, emergen como pequeñas esculturas cargadas de simbolismo. Sus formas exageradamente femeninas, con prominentes senos, caderas y abdomen, sugieren una profunda conexión con la fertilidad y la abundancia, valores esenciales para la supervivencia de las comunidades cazadoras-recolectoras. Estas figuras, a menudo anónimas en sus rasgos individuales, trascienden la representación personal para encarnar la fuerza vital y la capacidad de procreación, erigiéndose como los primeros testimonios artísticos de la veneración hacia la mujer como dadora de vida.

 

Con el advenimiento del arte románico en la Edad Media, la figura femenina adquiere una dimensión eminentemente religiosa en la representación de la Virgen María. Las esculturas y pinturas de esta época presentan a una figura hierática, frontal y estilizada, imbuida de una solemnidad trascendente. La rigidez de las formas, los pliegues geométricos de sus vestiduras y su expresión serena buscan transmitir su carácter sagrado como Madre de Dios e intercesora celestial. En este contexto, la individualidad femenina se subordina a su rol divino, convirtiéndose en un icono de pureza y virtud, un modelo a seguir dentro de una sociedad profundamente marcada por la fe cristiana.

 

El Renacimiento y, especialmente, el Barroco con artistas como Peter Paul Rubens, traen consigo una nueva apreciación de la belleza terrenal y la sensualidad. Las Venus de Rubens se caracterizan por sus formas opulentas, sus pieles luminosas y una vitalidad desbordante. Alejándose de la rigidez medieval, estas representaciones celebran la plenitud física y la sensualidad femenina, a menudo enmarcadas en contextos mitológicos que exaltan el amor y la fertilidad. La mujer aquí se convierte en objeto de admiración por su belleza carnal, reflejando un cambio cultural hacia una visión más hedonista y terrenal de la existencia.


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Pincha aquí para entender un poco mejor la obra de Warhol

Finalmente, en el siglo XX, la irrupción del Pop Art y la obra de Andy Warhol con su icónica Marilyn Monroe ofrecen una perspectiva radicalmente diferente. Warhol toma como base la imagen mediática de la estrella de cine, repitiéndola y alterando sus colores para cuestionar la noción de originalidad y explorar la cultura de la celebridad y el consumismo en la sociedad de masas. Marilyn, como icono pop, se convierte en un producto más, una imagen omnipresente despojada de su individualidad y elevada a la categoría de símbolo de la fama efímera y la fascinación superficial. La figura femenina aquí es analizada a través del prisma de la producción en serie y la influencia de los medios de comunicación.

En conclusión, el recorrido desde las Venus prehistóricas hasta la Marilyn de Warhol revela una fascinante dialéctica en la representación de la mujer en el arte. De símbolo de fertilidad y vida a icono sagrado, pasando por la encarnación de la belleza sensual y culminando en la reflexión sobre la imagen mediática, la figura femenina ha sido una constante fuente de inspiración y un poderoso vehículo para explorar las cambiantes preocupaciones culturales, estéticas y sociales de cada periodo histórico. Su estudio nos permite no sólo apreciar la diversidad de estilos artísticos, sino también comprender la compleja y multifacética relación entre el arte y la representación de la mujer a lo largo del tiempo.

C.1-2. La necesidad de representarnos: el cuerpo humano, el retrato, el modelo ideal y el modelo subjetivo. Doríforo (Policleto) y Las Señoritas de Avinyó, de Picasso

 

El Doríforo personifica el modelo ideal de la antigüedad clásica. Busca la perfección a través de proporciones matemáticas y una armonía física que se consideraba la cúspide de la belleza y la virtud. Es una representación serena, equilibrada y universalizada del cuerpo masculino. La necesidad de representarse aquí se vincula a la aspiración a un canon de belleza, a la búsqueda de la forma perfecta como reflejo de un orden cósmico y de la excelencia humana.

En marcado contraste, Las Señoritas de Avinyó, pintado en 1907, representa una ruptura sísmica con las tradiciones representativas occidentales y, en particular, con la noción del modelo ideal. Picasso fragmenta y distorsiona los cuerpos femeninos, influenciado por las esculturas ibéricas y las máscaras africanas. La perspectiva es múltiple, los rostros son angulosos y las formas geométricas dominan la composición.

Aquí, la necesidad de representarse ya no se centra en la búsqueda de una belleza idealizada o una representación mimética de la realidad. En cambio, Picasso explora una representación subjetiva y emocionalmente cargada. La obra refleja una nueva forma de ver el mundo, influenciada por los cambios sociales, científicos y culturales de principios del siglo XX. La necesidad de representarse se convierte en una exploración de nuevas formas de percepción, de la complejidad de la experiencia humana y de la liberación de las convenciones estéticas tradicionales.

La yuxtaposición de estas dos obras maestras subraya varios puntos clave:

  • La evolución del canon de belleza: Lo que se considera "bello" o digno de representación cambia drásticamente a lo largo del tiempo y entre culturas. El ideal clásico del Doríforo cede paso a una exploración más visceral y subjetiva en la modernidad.
  • El cambio en el propósito de la representación: Mientras que el Doríforo buscaba encarnar un ideal universal, Las Señoritas de Avinyó se adentra en la experimentación formal y la expresión individual del artista. La necesidad de representar se desplaza de la mímesis a la interpretación y la innovación.
  • La influencia de otras culturas: La obra de Picasso revela una apertura a las formas artísticas no occidentales, lo que enriquece y desafía las concepciones tradicionales de la representación del cuerpo humano.
  • La subjetividad del artista: Las Señoritas de Avinyó es una declaración audaz de la visión personal del artista, marcando un punto de inflexión hacia un arte más centrado en la experiencia y la perspectiva individual.

En resumen, mientras que el Doríforo nos habla de una necesidad de representarnos a través de la lente de la perfección idealizada y la armonía, Las Señoritas de Avinyó nos confronta con una necesidad de representarnos que abraza la fragmentación, la subjetividad y la ruptura con las convenciones. Ambas obras, en su contexto, son poderosas manifestaciones de la perenne necesidad humana de dar forma y significado a nuestra propia imagen.

C.2. La necesidad de representarnos: el cuerpo humano, el retrato, el modelo ideal y el modelo subjetivo. Las Señoritas de Avinyó, de Picasso


Esta obra seminal del cubismo es un punto de inflexión que desafía radicalmente las concepciones tradicionales de la representación. Analicemos esta obra desde los presupuestos indicados en el epígrafe: El cuerpo humano, el retrato, el modelo ideal y el modelo subjetivo:

El Cuerpo Humano: En Las Señoritas de Avinyó, el cuerpo femenino ya no se presenta como una forma unificada y armoniosa, como podríamos ver en un modelo ideal clásico. Picasso fragmenta los cuerpos en formas geométricas angulosas, inspirándose en las esculturas ibéricas y las máscaras africanas. Los pechos se convierten en picos, los rostros se descomponen en planos superpuestos y las perspectivas se multiplican en un mismo lienzo. Esta representación del cuerpo humano ya no busca la mímesis o la idealización, sino una reconstrucción conceptual que explora múltiples puntos de vista simultáneamente. La necesidad de representar el cuerpo aquí se desvincula de la mera apariencia visual para adentrarse en una exploración más intelectual y perceptiva.

El Retrato: Si bien la obra representa figuras femeninas, la noción tradicional de "retrato" se ve subvertida. No se busca capturar la semejanza individual o la psicología de las modelos de una manera convencional. Los rostros, especialmente los de la derecha, se asemejan a máscaras primitivas, despersonalizando a las figuras y enfatizando una fuerza arcaica y misteriosa. La necesidad de "retratar" aquí parece trascender la individualidad para explorar arquetipos o fuerzas primordiales. Se podría argumentar que Picasso no está retratando individuos, sino más bien diferentes formas de representar y percibir la figura femenina.

El Modelo Ideal: Las Señoritas de Avinyó representa una ruptura violenta con el modelo ideal de belleza femenina que había dominado la tradición occidental durante siglos. Las formas angulosas, la falta de perspectiva lineal y la crudeza de la representación se alejan deliberadamente de la suavidad, la proporción y la armonía clásicas. Picasso parece rechazar la idea de un único estándar de belleza, abriendo la puerta a una multiplicidad de formas de representar el cuerpo. La necesidad de representarnos ya no está ligada a la búsqueda de un ideal preestablecido, sino a la exploración de nuevas posibilidades estéticas y a la liberación de las convenciones.

El Modelo Subjetivo: Esta obra es, en esencia, una poderosa manifestación del modelo subjetivo. Picasso no está tratando de representar una realidad objetiva, sino su propia visión, su propia manera de "ver" y deconstruir la forma humana y el espacio. La influencia de sus propias experiencias, sus intereses artísticos y las vanguardias de la época son evidentes en cada pincelada. La necesidad de representarse se convierte en una necesidad de expresar una visión personal, de desafiar las normas establecidas y de abrir nuevos caminos para la expresión artística.

En resumen, Las Señoritas de Avinyó utiliza la representación del cuerpo humano y lo que podríamos entender vagamente como "retrato" para deconstruir y desafiar el concepto de modelo ideal. En su lugar, emerge un modelo profundamente subjetivo, donde la necesidad de representar se vincula a la exploración formal, la expresión personal y la ruptura con las tradiciones. La obra nos obliga a reconsiderar qué significa representar y cuáles son los límites de la representación artística.

C.1. La necesidad de representarnos: el cuerpo humano, el retrato, el modelo ideal y el modelo subjetivo. Obras: Doríforo (Policleto)


 La necesidad de representarnos es un hecho que evoluciona desde lo idealizado hasta lo profundamente personal.

El cuerpo humano ha sido un tema central en el arte desde sus inicios. Esta necesidad de representación probablemente surge de un deseo humano fundamental: comprendernos a nosotros mismos, comunicar nuestra existencia y dejar una huella.

Siguiendo el epígrafe de la pregunta, para llegar hasta la representación idealizada del Doríforo, comencemos haciendo unas aclaraciones sobre el cuerpo humano y el retrato en la Historia del Arte:

El cuerpo humano: Como el recipiente de nuestro ser, el cuerpo humano es un foco natural para la exploración artística. Su belleza, fuerza, vulnerabilidad y potencial expresivo han cautivado a artistas de diversas culturas y épocas. Desde las antiguas figuras de fertilidad hasta los desnudos renacentistas, el cuerpo ha servido como lienzo para explorar la anatomía, la proporción y la esencia misma de la humanidad.

El retrato: Más allá de la representación general de la forma humana, el retrato emerge como un intento específico de capturar la semejanza y, a menudo, el carácter de un individuo. Ya sea a través de la pintura, la escultura u otros medios, los retratos cumplen varios propósitos: conmemoración, afirmación de identidad y estatus, y conexión íntima con el espectador a través del tiempo. Pensemos en la tradición del busto romano o en los retratos renacentistas que buscaban revelar el mundo interior del retratado.

El modelo ideal: Aquí es donde el Doríforo ("Portador de lanza") de Policleto se vuelve particularmente relevante. Creada en el siglo V a. C., esta escultura se considera un excelente ejemplo del ideal griego clásico de belleza y proporción masculina. Policleto buscó codificar estos ideales a través de su "Canon," un conjunto de proporciones matemáticas que se creía gobernaban las proporciones armoniosas del cuerpo humano. El Doríforo encarna la symmetria (conmensurabilidad de las partes) y la proporción (con sus siete cabezas) y el rhythmos (movimiento y pose equilibrados), presentando una figura de perfección atlética y serena apoyada en el suelo con un claro contraposto. Este "modelo ideal" no se trataba necesariamente de representar a un individuo específico, sino más bien de encarnar un conjunto de principios estéticos y filosóficos.

El modelo subjetivo: En contraste con la búsqueda de un ideal objetivo, el modelo subjetivo enfatiza la perspectiva individual, las emociones y la interpretación del artista sobre la forma humana. Este enfoque ganó prominencia con el auge del arte moderno. Los artistas comenzaron a alejarse de la estricta precisión anatómica y la belleza idealizada, utilizando en cambio la figura humana para expresar estados internos, comentarios sociales o preocupaciones puramente formales. Pensemos en las figuras distorsionadas del expresionismo o en las formas fragmentadas del cubismo. En este contexto, el "modelo" se filtra a través de la lente única del artista, lo que resulta en representaciones altamente personales y, a menudo, no convencionales.

Entonces, mientras que el Doríforo se erige como una poderosa representación de un "modelo ideal" construido culturalmente, la historia más amplia del arte revela un diálogo continuo entre esta búsqueda de la perfección y la apremiante necesidad de representar la forma humana en todas sus diversas y subjetivas realidades. La necesidad de vernos reflejados, ya sea en un espejo idealizado o en uno distorsionado, sigue siendo una fuerza impulsora fundamental en la creación artística.

A.12. Análisis de la expresión de los avances tecnológicos en la Torre Eiffel


La Torre Eiffel, más que un simple monumento icónico, es un poderoso testimonio de los avances tecnológicos de finales del siglo XIX y continúa reflejando el progreso tecnológico a través de su continua evolución. A continuación, un análisis de cómo la expresión de estos avances está arraigada en su propia esencia:

1. Materiales y técnicas de construcción revolucionarios:

  • Estructura de hierro forjado: La característica más llamativa de la torre, su diseño de celosía abierta de hierro forjado, fue un logro revolucionario. Esta elección de material, meticulosamente moldeada y ensamblada con más de 18.000 piezas individuales unidas por millones de remaches, mostró las posibilidades de la innovación metalúrgica y la construcción metálica a gran escala. Se alejó de la piedra y la mampostería tradicionales, anunciando una nueva era en la ingeniería.
  • Prefabricación e Ingeniería de Precisión: La empresa de Gustave Eiffel empleó un sofisticado sistema de prefabricación de componentes en una fábrica cercana a la obra. Cada pieza se diseñaba con una precisión excepcional (hasta una décima de milímetro), lo que garantizaba un montaje in situ fluido y relativamente rápido. Esta temprana forma de construcción modular fue revolucionaria para su época y precursora de las técnicas de construcción modernas.
  • Métodos de montaje innovadores: La construcción implicó el uso de andamios temporales de madera y grúas de vapor especialmente diseñadas que se desplazaban con la estructura ascendente. Eiffel también priorizó la seguridad de los trabajadores, implementando medidas como plataformas móviles y arneses, innovadores para la época, que contribuyeron al éxito del proyecto, con solo una víctima mortal.
  • Ascensores hidráulicos: La incorporación de ascensores hidráulicos, diseñados a medida por la empresa estadounidense Otis para adaptarse a la singular curvatura de la torre, supuso una importante proeza tecnológica. Estos ascensores se encontraban entre los más avanzados del mundo en aquel entonces, permitiendo a los visitantes ascender a una altura sin precedentes.

2. Símbolo de la destreza industrial y la modernidad:

  • Monumento a la Ingeniería: Concebida como pieza central de la Exposición Universal de 1889, que celebraba el centenario de la Revolución Francesa, la Torre Eiffel tenía como objetivo explícito mostrar al mundo la capacidad industrial y de ingeniería de Francia. Su imponente tamaño y su diseño innovador se convirtieron en un poderoso símbolo de modernidad y progreso.
  • Traspasando los límites arquitectónicos: La altura de la torre, que eclipsaba todas las estructuras existentes en aquel momento, redefinió los límites arquitectónicos e inspiró a arquitectos e ingenieros a explorar nuevas posibilidades con estructuras metálicas. Su audaz estructura de hierro a la vista desafió la estética tradicional y celebró la belleza de los materiales industriales en bruto.

3. Adaptación e integración de nuevas tecnologías a lo largo del tiempo:

  • Centro de Telecomunicaciones: Inicialmente prevista para su demolición tras 20 años, la Torre Eiffel se salvó gracias a su potencial para la comunicación por radio. Los primeros experimentos en radiocomunicaciones se realizaron desde la torre, y se convirtió en un punto clave para la transmisión de señales de radio, incluyendo señales horarias y, con el tiempo, emisiones de televisión. La incorporación de antenas a lo largo de los años refleja su papel continuo en la tecnología de las telecomunicaciones.
  • Plataforma de investigación científica: Además de la radiodifusión, la torre ha servido como plataforma para diversos experimentos científicos, incluyendo estudios de meteorología, aerodinámica (Eiffel incluso construyó un túnel de viento en su base) y presión atmosférica.
  • Sistemas de iluminación modernos: La iluminación de la torre ha evolucionado desde las luces de gas en 1889 hasta el sofisticado sistema de iluminación eléctrica actual, incluidas las icónicas luces brillantes cada hora introducidas en 1985. Iniciativas recientes incluso han explorado la posibilidad de alimentar las luces con tecnología de pilas de combustible de hidrógeno sostenible, lo que demuestra un compromiso con las preocupaciones medioambientales modernas.

  • Integración digital: A medida que la tecnología continúa avanzando, la Torre Eiffel ha adoptado plataformas digitales para información a visitantes, venta de entradas y experiencias interactivas, integrando aún más la tecnología moderna en su función como importante atracción turística.

En conclusión, la Torre Eiffel no es solo un monumento estático, sino una estructura dinámica que encarna el espíritu tecnológico de su época y se adapta continuamente a los nuevos avances. Desde su revolucionaria construcción con hierro e ingeniería innovadora hasta su papel continuo en las telecomunicaciones y su adopción de tecnologías modernas y sostenibles, la torre se erige como una expresión poderosa y perdurable del ingenio humano y el progreso tecnológico.

  

A.11. Análisis de la expresión de sentimientos en el Éxtasis de Santa Teresa, de Bernini

 


El Éxtasis de Santa Teresa de Bernini es en una obra maestra del barroco que captura un momento de profunda intensidad espiritual y física. Bernini logra transmitir una compleja gama de emociones a través de la escultura, invitando al espectador a una experiencia sensorial y emocional.

Analicemos a continuación los principales sentimientos expresados en la obra:

1. Éxtasis y arrobamiento divino:

  • Santa Teresa: La característica más evidente es el éxtasis místico. Su rostro está parcialmente ladeado, con los ojos entrecerrados y la boca ligeramente entreabierta. Esta postura sugiere una pérdida de conciencia del mundo terrenal, una entrega total a la experiencia divina. No hay signos de dolor o sufrimiento, sino más bien de placer espiritual, un arrobamiento que la trasciende. Su cuerpo parece flotar, desmaterializado por la fuerza de la visión.

  • El Ángel: El ángel también participa de esta atmósfera sobrenatural. Con rostro sereno y sonriente, actuando como un mediador divino en este encuentro íntimo.

2. Placer sensorial y físico:

  • Santa Teresa: La descripción de Santa Teresa en sus escritos (adjunto un fragmento de los mismos al final de esta entrada) habla de un dolor dulce, una herida que causa un placer inefable. Bernini traduce esto a través de la posición relajada de su cuerpo, a pesar de la intensidad del momento. Su vestimenta, con sus pliegues profundos y ondulantes, sugiere un cuerpo que se abandona a una fuerza externa. La ligereza de sus miembros y la forma en que su túnica parece flotar contribuyen a esta sensación de ingravidez y placer trascendental.

  • La Flecha: La flecha que el ángel sostiene, aunque símbolo de la penetración divina y el "dolor" místico, no se representa de forma brutal. Bernini parece haber elegido el instante en el que el ángel saca la flecha del pecho, provocando en la santa sentimientos entre el dolor y el placer.

 

Elementos Artísticos que Refuerzan la Expresión de Sentimientos:

  • Rostro y Expresión Facial: Como se mencionó antes, los detalles de los rostros son cruciales para transmitir el éxtasis de Santa Teresa y la beatitud del ángel.

  • Lenguaje Corporal: La postura de los cuerpos, los gestos de las manos y la forma en que la ropa se adhiere o se separa de ellos contribuyen significativamente a la expresión emocional.
  • Texturas: El contraste entre la tersa piel del ángel y los pliegues agitados del hábito de Santa Teresa añade dinamismo y enfatiza la naturaleza sobrenatural del evento.
  • Luz y Sombra: La luz dorada que parece emanar desde arriba y las sombras profundas creadas por los pliegues de la escultura intensifican la sensación de teatralidad y misterio, envolviendo la escena en una atmósfera divina.
  • El Entorno: El marco arquitectónico del altar de la capilla Cornaro, con sus columnas, mármoles de colores y los relieves de los espectadores en los palcos, crea un escenario teatral que realza la intensidad emocional de la escena principal.

En resumen, Bernini logra una síntesis magistral de lo espiritual y lo sensual en el Éxtasis de Santa Teresa. La obra no solo representa un evento religioso, sino que también explora la profundidad de la experiencia humana ante lo divino, transmitiendo sentimientos de éxtasis, placer, vulnerabilidad y serenidad de una manera visceral y conmovedora. Es una invitación a contemplar la compleja relación entre el cuerpo y el espíritu en el encuentro místico.

 


"Vi a un ángel junto a mí hacia el lado izquierdo en forma corporal… No era grande, sino pequeño, muy hermoso, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles más elevados, que parece todos se abrasan. Deben ser lo que llaman querubines… Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces, y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. El dolor era tan fuerte que me hacía lanzar gemidos, mas esta pena excesiva estaba tan sobrepasada por la dulzura que no deseaba que terminara. El alma no se contenta ahora con nada menos que con Dios. El dolor no es corporal sino espiritual, aunque el cuerpo tiene su parte en él. Es un intercambio amoroso tan dulce el que ahora tiene lugar entre el alma y Dios, que le pido a Dios en su bondad que haga experimentarlo a cualquiera que pueda pensar que miento". XXIX, 13 de Libro de la Vida de Santa Teresa de Jesús (es su autobiografía fechada entre los años 1562-65)


 

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